martes, 7 de abril de 2015

Viernes Santo

Viernes Santo:
Es viernes 3 de Abril de 2015. Son las 12:00 horas del viernes santo y partimos raudos al asado que nació de la imaginación prodigiosa de Tomassoni, el primer sommelier.
Junto con los nuevos amigos del vino dones Ajubita, Vetorello y Ludueña y el conocido Bernardo  compartiremos un asado de privilegio acompañados de grandes etiquetas y formidables sorpresas. La premisa era que cada uno acercara dos botellas de su gusto. Las cuentas las sacarán ustedes. Sin limitaciones de cepas, años o precios.
Veremos.
Tarde especial, clima ideal y naturaleza alrededor de la vaca y el vino.
Llegamos y ya había vino en las copas. Ajubita nos enfrentó al primer desafío que era probarlo sin saber de qué se trataba. Sin dudas era un vino evolucionado. Bastante ácido, envejecido sin elegancia. Un poco se fruncieron los ceños. La respuesta a la pregunta era una perlita que el sommelier había encontrado por ahí a un precio irrisorio. Se trataba de una caramagnola extraña de Finca Perdriel Cabernet Sauvignon año 2003. Bien por la rareza para empezar.


Ya mencioné que era viernes santo y que se comía asado. El amigo Mauro no quiso ser parte del sacrilegio y se dedicó a cocinar unas postas de surubi con salsa de tomate que cumplían con la liturgia y no dejaban de exacerbar los sentidos. Bien por el católico del grupo.



Del extraño Perdriel pasamos al modesto Escorihuela Gascón Sangiovese 2012. La cepa poco conocida dio el puntapié inicial a lo que se venía.
Y lo que se venía era un poderoso Séptima Gran Reserva 2012 : 50% Malbec – 38% Cabernet Sauvignon - 12% Tannat. Exquisito, untuoso frutado joven y vigoroso. Con la madera en el lugar indicado. Elegantísimo señor vino con todas las letras.















Mientras en el decanter esperaba otro mundo. Porvenir 2005 blend  45% Malbec, 35% Cabernet Sauvignon, 12% Tannat, 8% Syrah. Diez años de las mejores uvas salteñas esperando en botella éste momento y nosotros siendo los beneficiados del descorche. Y estaba en un gran momento. Quizás uno o dos años pasados del mejor, pero con grandes cosas para dar todavía. Asi empezamos del joven potente y con ánimos al viejo sabio y historias para contar. Viene movida la mano parece. Gracias Bernardo por la paciencia con ésta botella.

Y de las canas volvemos a la juventud. El Gran Equilibrista Blend 2011. 84% Malbec | 12% Cabernet Franc | 4% Merlot. Otra experiencia fascinante del vino joven impetuoso y rico. Está bien usar la palabra rico para referirse al vino de vez en cuando. Es rico, es bebible. Es disfrutable. Es para paladear y dejarse llevar por sensaciones buenas y nuevas. Cruzamos la cuera floja con soltura y una sorisa en los labios con éste equilibrista del sabor.


Y la máquina del tiempo otra vez para atrás con un Doña Silvina Reserva Malbec 2006. De Krontiras para nosotros con 9 años de diferencia y una evolución prodigiosa. Mejor evolución que el anterior, este señor Mendocino estaba en un momento de sabiduría y plenitud espléndido. Salud y larga vida.














A ésta altura habíamos degustado mollejas chichulines y una tira ancha para el aplauso que recibió con total justicia Vetorello, el asador y dueño de casa. Gracias también al anfitrión que nos hizo sentir en casa todo el tiempo.
Previo chapuzón de parte de la concurrencia y ya que la exageración era parte de la propuesta, se decidió hacer sin demasiadas razones un doble descorche que tenía que ver con la antinomia que se estaba planteando toda la tarde entre vinos jóvenes y vinos evolucionados.


Y ahí se abrieron ante nosotros otras dos botellas que dieron que hablar. En el rincón de la juventud un exponente claro del malbec Mendocino con todo su ímpetu y fruta de paso por madera bien en su lugar. Un contendor recio que dio que hablar a los paladares. Mythic Estate Icono Malbec 2011. En el rincón de los vejetes, con todo para dar y aguantando la parada con los puños en alto don D.V. Catena Cabernet-Cabernet 2004. Con sus sabores evolucionados y las canas al viento.
Los ganadores fuimos nosotros sin dudar.

































Y seguimos.


Ahora tenemos con nosotros un Cabernet Franc. Cepa de moda y con razón. Un Las perdices Ala colorada Cabernet Franc 2012. Sensaciones fuertes y algo rústicas pero exquisitas para ésta botella genial. Aplausos.













Cerrando la tarde con todo nos encontramos con un Nina Cabernet Mallbec de lujo. Un señor joven para cerrar la tarde entre cantos de pájaros y el sol poniéndose quizás un poco agotado de tanto catar.




Y así termina otra aventura de los sommelier rosarinos que andan tras esos secretos que esconden las botellas. Saludos y seguimos prometiendo para la próxima el concierto del tannat tan atrasado. Lola, teléfono!